¿Por qué la gente nos decepciona? Porque nos pasamos la vida
creyendo que las relaciones humanas, en general, se encuentran presididas por
un principio de justicia universal, equidad, reciprocidad o como queramos
llamarlo. Nada más lejos de la realidad.
Esta falacia nos llega a sacar conclusiones precipitadas del
tipo de “con todo lo que he hecho por ella, ahora se va como si nada”. Sí,
amigo, se va como si nada porque no está obligada a quedarse, por mucho que
hayas hecho. Y es que todo eso que has hecho, si lo hacías como medio para
obtener un compromiso de permanencia, mejor te lo hubieras ahorrado. A lo más
que se puede esperar es a que te den las gracias.
Suena duro pero es así. El primer paso hacia la liberación
personal consiste en aceptar que la forma en la que nos relacionamos se
encuentra guiada más por la apetencia que por el equilibrio. Se relacionarán
contigo hasta que quieran y apetezca, y tu harás lo propio con tus semejantes.
Cuando no, se irán. Por mucho que patalees y saques la lista de buenas
acciones. Las buenas acciones son eslabones débiles si las usamos cual cadenas
para sujetar a alguien que se quiere ir.
Yo por mi parte, he empezado cortando los finos hilos que me
aferraban con personas que en su día decidieron alejarse, y a las cuales me
negaba dejarles partir, pues entendía que no podían irse así por así, después
de todo lo que había dado o hecho por ellas. Seguía esperando que volvieran,
una disculpa, una explicación. En un breve lapso de clarividencia, he borrado
toda forma de contactar con ellas, ya que he entendido que no me deben nada,
que están en su derecho de alejarse si así lo desean, sin más explicaciones. Igual
algún día aparecen, pero yo ya al no poder si quiera contactar con ellas no las
espero, porque de ser así, el problema me lo quedo yo, que espero algo que
nunca llegará. Y las agujas del reloj no tienen piedad con aquellos que esperan…
Darlo todo sin esperar nada a cambio. Si tienes presente esto,
estarás en paz con aquel que se va de tu vida, pues nunca esperarás a que te
devuelva todo aquello que en su día hiciste por él.